El Grupo Latinoamericano de Estudios, Formación y Acción Feminista GLEFAS, se suma a la indignación y condena por la masacre de las niñas que se encontraban en el “Hogar Seguro Virgen de la Asunción”, en Guatemala. Se sabe que hasta ahora son treinta y cinco las fallecidas y que la vida de otras niñas recluidas en el lugar se encuentra en peligro por los daños sufridos. Son difusas las causas por las cuáles ocurrió esta tragedia, pero son diversos los testimonios que afirman que, mientras las niñas se quemaban dentro de la habitación, las autoridades actuaron con indiferencia e impidieron que otros internos las auxiliaran. La Procuraduría de los Derechos Humanos reveló que la habitación donde se encontraban las menores, estaba bajo llave.
Varias niñas y niños habían denunciado la existencia de maltrato, trata, violencia sexual, esclavitud sexual y criminalización de las víctimas por parte de los mismos funcionarios del Hogar. De igual manera las niñas mostraron distintas formas de denuncia interna como los llamados “amotinamientos” y fugas, pero la justicia oficial les dio la espalda una y otra vez.
La muerte de estas niñas, muestra una vez más, la acción directa del Estado en contra la vida de las mujeres y niñas empobrecidas, oscuras, de clases populares, de ascendencia indígena y campesina. Esto no es casual y no es un episodio aislado se trata de la violencia sistemática, el menosprecio por la vida y el genocidio al que han estado sometidas las mujeres y los pueblos originarios en Guatemala por el estado, sus instituciones y las clases dirigentes.
Es absurdo cómo esta masacre de niñas y adolescentes ocurre el mismo día, de la gran marcha del 8 de marzo para denunciar la violencia estructural, institucional y cotidiana contra las mujeres y exigir una vida diferente; esto es una muestra de la impunidad imperante en ese país. Esta masacre ocurre también, al mismo tiempo, en que el Congreso afirma su negativa a la aprobación del artículo 203 de las Reformas Constituciones, donde se demandaba el reconocimiento de la justicia indígena y el pluralismo jurídico. Es terriblemente contradictorio que mientras las autoridades y la sociedad misma, vive el colapso del sistema de justicia oficial, se niegan a reconocer la justicia indígena, en donde hechos como estos no ocurrirían, por el contrario, darían esperanza a un país hundido en el culto a la muerte, producto de la ideología de las elites conservadoras que las dirigen.
Exigimos que el Estado de Guatemala responda por este doloroso hecho del que tiene plena responsabilidad por su silencio, negligencia y omisión ante las denuncias que ya estaban en marcha en el sistema de justicia; que se investiguen las denuncias previas de maltrato, violación y tráfico de niñas y que se juzgue a quienes tienen responsabilidades directas en lo acaecido, tanto en la masacre como en los vejámenes que venían ocurriendo. Además exigimos que se resguarde a las sobrevivientes, y se aminore su dolor dándoles la atención que ameritan y que el estado se haga responsable de la reparación a las familias de las niñas.
Grupo Latinoamericano de Estudios, formación y Acción Feminista -GLEFAS-
Fotografía: Noticiero televisa